Entrevista con Michael Shifter sobre la situacion social en América latina

En una entrevista exclusiva con OPALC, Michael Shifter, defiende una mejor educación para reducir las desigualdades en América Latina. También habla de Brasil, Venezuela, Colombia y otros países poco antes del primer viaje a la región de Barack Obama.

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Una educación mejor y una profunda reforma al sistema tributario son la salida al problema de la desigualdad en América Latina, que es la región más inequitativa del mundo. Así lo afirma en esta entrevista con el OPALC Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano en Washington, uno de los institutos de análisis sobre la región más prestigioso de Estados Unidos.

Shifter es uno de los estudiosos más reconocidos de lo que pasa en América Latina. Con una maestría en la Universidad de Harvard, es profesor de la Universidad de Georgetown en la capital estadounidense y ha sido colaborador de la revista Foreign Affairs y del diario The New York Times.

En este diálogo, en el que Shifter cuestiona el optimismo excesivo de quienes consideran que ésta es la década de Latinoamérica y en el que se refiere al viaje que el sábado inicia por la región el presidente norteamericano Barack Obama, también ha escrito artículos en destacadas publicaciones europeas y latinoamericanas como Le Monde en Francia, El País en España, y El Tiempo y Semana en Colombia.

 

Martín Iragorri: Usted afirma que América Latina puede estar equivocándose porque, en su apertura a varias regiones del mundo, parece olvidarse de Estados Unidos. ¿Qué lo lleva a pensar eso? ¿No será que la China va rumbo a convertirse en el mayor socio comercial de la región?

Michael Shifter: Estados Unidos no juega el papel que alguna vez jugó en América Latina, pero todavía es un actor importante en el hemisferio. Su economía es de un billón de dólares y a muchos países latinoamericanos les gustaría tener acceso a sus mercados. Además, es la principal fuente de flujos migratorios en la región. Para América Latina tiene mucho sentido buscar opciones y oportunidades más allá de su tradicional relación con Estados Unidos, lo que incluye a la China. Pero Estados Unidos y Latinoamérica poseen intereses en común y los problemas compartidos sólo se pueden resolver con una cooperación más efectiva. No es fácil, por ejemplo, que el incremento en la criminalidad en América Latina se detenga sin que Estados Unidos haga un replanteamiento de la política antidroga. Pasa lo mismo con asuntos como el cambio climático y la inmigración. América Latina y Estados Unidos siguen buscando una relación más equilibrada, más beneficiosa para ambas partes. Y como existen nuevas realidades, les tomará tiempo ajustarse.

 

El editor para América Latina de la revista The Economist, Michael Reid, sostiene que Estados Unidos no le presta mucha atención a esa parte del mundo porque no es una zona muy rica, ni muy pobre, ni muy peligrosa. ¿Cree que el presidente norteamericano Barack Obama no es sensible a las necesidades latinoamericanas?

Es verdad que America Latina, en reiteradas ocasiones, "cae tras las grietas" en los círculos de la política exterior estadounidense. Todavía hay quienes la tratan de manera secundaria. Claro que si las prioridades de la política exterior de Estados Unidos son Afganistán, Irán y Corea del Norte, es dudoso que America Latina quiera formar parte de ese grupo, ¿no? Aunque el presidente Obama no conoce la región y todavía no ha estado en Centroamérica ni en Suramérica, ha planeado su primera visita este sábado 19 de marzo, cuando irá al Brasil luego a Chile y después a El Salvador. Él tiene la capacidad intelectual para entender las preocupaciones y prioridades de una región trasformada. El problema es que no ha sido capaz de concentrarse en America Latina. Ha estado inundado por otros temas nacionales e internacionales.

 

¿Es la democracia el sistema preferido por los latinoamericanos, o aún hay fuerzas que promueven las dictaduras como en la década de los 60?

Encuestas recientes reflejan que la democracia es el modelo y el sistema político preferido por los latinoamericanos. Pero hay que acordarse de la frase de Winston Churchill: "La democracia es el peor sistema de gobierno, excepción hecha de todos los demás". Y, claro, la gente tiene distintas concepciones sobre lo que es la democracia. Unos la ven en términos de justicia social y otros le dan más importancia al Estado de derecho. Hay personas en ambos lados del espectro político que rechazan hasta los más mínimos estándares de la democracia como las elecciones libres, pero el tamaño y la influencia de esos sectores antidemocráticos disminuye en América Latina. Afortunadamente.

 

¿Está de acuerdo con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, cuando afirma que ésta es la década de América Latina?

La perspectiva del presidente Moreno refleja la confianza y el optimismo que se extiende a lo largo y ancho de América Latina. Ciertamente hay razones de fondo para tener mucha más esperanza que antes, en vista de los avances económicos y sociales logrados dentro del contexto de la democracia y el Estado de derecho. Esto marca un progreso significativo y debería ser reconocido como un logro real. Pero el riesgo de complacencia no debe subestimarse pues los retos son formidables. La lista es conocida. Incluye líos en la educación --que continúa siendo un aspecto sombrío--, la baja productividad, una infraestructura deficiente, un sistema de impuestos ineficaz, y, en algunos países, la criminalidad creciente y la fragilidad de las instituciones judiciales. Si ésta ha de ser la década de America Latina, se requiere un progreso verdadero en estos temas. No será fácil. Existe el riesgo del estancamiento y aun de reincidencia en algunos aspectos.

 

América Latina es la región del mundo con mayores desigualdades. ¿Qué debe hacerse para reducirlas?

Es verdad. Latinoamérica sigue siendo la campeona mundial cuando se habla de desigualdad. Aunque los niveles han disminuido en algunos países gracias al crecimiento y a esfuerzos exitosos como el programa condicional de traspaso de efectivo, reducir la brecha entre ricos y pobres sigue siendo un reto tremendo y crítico no sólo para la estabilidad política sino también para lograr una economía mas robusta. Reformar la educación y el sistema de impuestos sería un buen comienzo para tratar con seriedad el problema de la desigualdad. Los estudios muestran que, a la larga, incrementar la calidad de la educación es la mejor manera de reducir la desigualdad. La pregunta es si la región va a mostrar la voluntad y el liderazgo político necesarios para enfrentar estos retos.

 

A propósito de la creciente violencia por los narcotraficantes en México, los ex presidentes Fernando Enrique Cardoso, del Brasil; Ernesto Zedillo, de México, y César Gaviria, de Colombia, han pedido la despenalización de la droga. ¿Es esa la salida?

El principal mérito del importante informe elaborado por la comisión donde estuvieron los tres ex presidentes es que pide un debate serio y un replanteamiento de las actuales políticas contra la droga que claramente han producido resultados decepcionantes. Dudo que haya una salida fácil al problema, que es profundo y complejo, pero algunas ideas como la despenalización de la marihuana deberían considerarse. Los ex presidentes Cardoso, Gaviria y Zedillo llevan a cabo un servicio valioso al llamar la atención a un problema que empeora y que causa daños devastadores en muchos países latinoamericanos.

 

¿Se ha convertido ya Brasil en el peso pesado de América Latina? ¿Cómo serán las relaciones de ese país con los vecinos?

Es ampliamente reconocido que Brasil alcanza un estatus de potencia regional con un crecimiento significativo en asuntos globales. Esto es verdad en Suramérica, pero menos en Centroamérica y por supuesto en México, que es a su vez una potencia regional importante, pero sin el tamaño, el peso económico y la influencia política de la que goza el Brasil. Es difícil predecir cual será su relación con los vecinos países. Eso dependerá en parte de la naturaleza de los gobiernos del continente y en los problemas que surjan. Habrá diferencias y tensiones ocasionales, y algunos países buscarán hacerle contrapeso al Brasil, pero creo que esad diferencias serán tranquilas y productivas, con un mayor nivel de cooperación mientras los vínculos políticos y económicos se vayan profundizando.

 

¿Hay democracia en Venezuela con el presidente Hugo Chávez?

Chávez ha sido elegido y reelegido dos veces y todavía cuenta con el apoyo de más o menos la mitad de el electorado venezolano, pero es muy difícil aplicarle a Venezuela el término "democracia" cuando el propio presidente Chávez les ha quitado autoridad a varios funcionarios elegidos popularmente. Algo así pasó en el 2008 y, una vez más, de manera evidente, después de las elecciones parlamentarias en septiembre 2010. Se trata de serias violaciones al concepto de lo que es una democracia.

 

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dice que quiere convertirse en un líder regional. ¿Lo logrará?

Santos es el primer presidente latinoamericano, desde el brasileño Lula da Silva en 2003, que ha aspirado tan claramente a un papel de líder regional. Esta es una prueba significativa para el nuevo gobierno colombiano, quien ha declarado una agenda extraordinariamente ambiciosa. Las posibilidades son considerables, pero los riesgos no deben descartarse Por ahora, las decisiones sobre política exterior de Santos han sido sabias y estratégicas, y apuntan hacia nuevas y prometedoras direcciones. Será interesante ver qué ocurre durante el periodo en que Colombia ocupe un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU. El progreso en la agenda doméstica de Santos también condicionará la extensión en la cual le será posible dedicar tiempo y recursos a los retos su la política exterior.

 

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